¿Cuáles son las funciones de un procurador?

Es importante profundizar en las funciones de un procurador, las cuales se identifican, grosso modo, con la superación de obstáculos procesales entre los clientes y las instituciones judiciales; así como también la eliminación de las dilaciones más inoportunas.

En las siguientes líneas, por tanto, se van a desgranar los cometidos más importantes de esta figura clave para la Administración de Justicia española:

– El principal cometido es la representación de quienes tienen litigios ante los tribunales y juzgados.

– La racionalización y agilización de los procesos mediante la tramitación de determinadas comunicaciones por parte del órgano judicial.

– Publicación de comunicaciones y edictos en los boletines oficiales pertinentes y la prensa.

– Gestiones de trámites y pagos relativos a tasas y recursos.

– Presentación de los escritos que realizan los abogados.

– Propuesta, elaboración y presentación de los escritos oportunos a fin de evitar dilaciones en el proceso judicial.

– Recepción de notificaciones provenientes de los juzgados, las cuales son puestas en conocimiento de los abogados correspondientes.

– Control total de los plazos que afectan al proceso, de los cuales se informa, con la debida antelación, a los abogados en cuestión.

– Deber de colaboración habitual y reglada con los órganos jurisdiccionales, fundamental para el buen funcionamiento del sistema judicial.

– Presencia habitual en las sedes judiciales, de manera que se facilitan los trámites y gestiones. Dado que los procuradores se revelan como grandes conocedores, no sólo de la legislación, sino también de la burocracia particular de las instancias judiciales y las relaciones personales que en ellas se gestan.

En definitiva, el procurador constituye un intermediario básico para que funcione correctamente todo el engranaje judicial.